lunes, 16 de junio de 2014

"LA MASÍA", fábrica de estrellas.

OLULA DEL RÍO
“LA MASÍA, fábrica de ESTRELLAS”
Cuentan en Barcelona que detrás del Nou Camp hay una vieja casa de campo que ha sobrevivido al paso de los siglos. Data de 1.702 y permanece detenida en el tiempo, como un islote rodeado de cemento y asfalto. La cubren hojas de parra y una gran palmera la protege del sol.
Igual que en casa, las 14.30 es la hora de la comida en la Masía, mucha actividad a esta hora que reúne a unos 70 chicos. A las 15.45, unos duermen la siesta, otros repasan los temas de la mañana en la sala de estudios. Poco después comienzan a entrenar. A las 18.00 horas, los chavales que han sufrido alguna lesión no entrenan, y pasan varias horas de la tarde recuperándose en el gimnasio.
El Hombre-Gol. Son las dos en punto de la tarde, y en la Masía sólo hay vida en el comedor. Diego Capel está devorando un filete con la desesperada ansiedad del náufrago. A su alrededor, un puñado de chicos de diferentes nacionalidades da buena cuenta de las ensaladas mastodónticas y montañas de croquetas de pollo. Los que llegan de clase lanzan las mochilas sobre las sillas y se abalanzan sobre la sopa. Dos brasileños que ya han terminado de comer juegan al futbolín, Español contra Barcelona, por supuesto, en la sala contigua.
Diego nació hace 12 años en Almería. Es infantil B y juega como delantero. Parece que su rostro es demasiado bonachón, y su mirada es demasiado inocente, como para llegar a ser un auténtico hombre-gol. Gran error: cuatro horas después, Diego se calza las botas, se ajusta las espinilleras, se viste de blaugrana, y se enfunda el carácter agresivo que el fútbol moderno exige a cualquier triunfador. En la calle, en la escuela, en la Masía es un bendito que bromea con sus compañeros y no se desprende jamás de su enorme sonrisa. Sobre el césped es un depredador que no conoce la palabra piedad.
Diego jugaba en el equipo de infantiles del Olula del Río. Un ojeador vio como quedaba campeón de Andalucía con la selección de Almería, y le ofreció hacer una prueba con el Barça. Fueron cuatro días de viajes a Barcelona, de nervios, de dudas…..Finalmente le dijeron que sí, que se quedaba, que iba a tener la oportunidad de su vida.
Quiere demostrar que vale. Que puede jugar al fútbol junto a los grandes del Barcelona. En ocasiones recuerda que es sólo un número, Diego es uno de los 83.958 jugadores de fútbol españoles en la categoría infantil. La competencia es enorme. Los juveniles son 104.135; los cadetes, 88.433; los alevines, 72.778; los benjamines, 35.194…. Y así hasta los 606.255 jugadores con ficha de la Federación Española de Fútbol. Cifras mareantes que pueden camuflar una gran verdad: de esos más de 600.000 futbolistas, sólo 1.362 son profesionales (los que juegan en primera división, en segunda o en segunda B). El resto, o son aficionados o se van quedando por el camino.
“Sólo un 12 % de los chavales que pasa por la Masía triunfa” nos dice Joan Farrés, director y alma de esta institución. En muchas ocasiones padre en funciones de los jóvenes futbolistas. “Y por triunfo entendemos llegar a jugar un partido oficial con el primer equipo del Barcelona. Pero todo es muy relativo: hay gente que se marcha cedida, y luego da el salto a otros equipos; otros no tienen suerte aquí, juegan bien fuera, y terminan regresando a esta casa por la puerta grande”.
El gran enemigo de la casa es la derrota, no sólo deportiva, sino la mucho más dolorosa y traumática derrota física. Las lesiones. El gran enemigo de estos deportistas es romperse.
Uno de cada 63 españoles juega al fútbol. Juanjo, otro futuro futbolista hoy ha cambiado la siesta por el ordenador. Cuando pasa junto a él, Diego separa la vista de la pantalla, le señala con el dedo y dice para ser oido:
-Ése es madridista…..-
-No, no, yo siempre he sido del Barça.
“Madridista es el peor insulto que te pueden decir en la Masía. La mayoría de las veces es una broma, una provocación, puesto que los chicos se hacen barcelonistas a las pocas horas de pisar las instalaciones. Esta residencia ha sido todo un acierto desde que en 1.979 la inaugurase José Luis Núñez convirtiéndose en la más prestigiosa y popular de España futbolera.
Los chicos que residen en la Masía-dice Diego- no pagan por su estancia y manutención. Tampoco cobran un sueldo por ser jugadores. La entidad blaugrana corre con todos los gastos, y los estudios están becados.
Juan Sánchez 2.014

No hay comentarios:

Publicar un comentario