OLULA DEL RÍO
OTRA PÁGINA DE HISTORIA
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Los primeros vestigios del paso del hombre por Olula los encontramos en la Prehistoria, concretamente en el Neolítico (cuando ya habían conseguido hasta pulimentar las rocas: neo “nueva”, lítico “piedra” o sea “la nueva piedra”. Posiblemente ya empezaba la Edad del Cobre; por lo que debemos ubicarnos entre el final de Edad de la Piedra y el principio de la Edad de los Metales. El cobre fue el primer metal que se usó ya que se encontraban trozos libres en la Naturaleza y además era blando, dúctil y maleable. Los trozos eran golpeados y en cierta medida daban forma a sus rudimentarias necesidades de herramientas, útiles domésticos y puntas de flecha para cazar y defenderse.
Pues todo lo dicho ocurría aquí, al pie de la sierra de Olula como lo demuestran los numerosos restos hayados en el yacimiento de la Cueva de Humosa.
Pero es mucho más tarde, con los árabes, cuando se inicia la verdadera realidad histórica, de cuya época quedan suficientes vestigios en modelos de construcción, urbanismo, torreones, ruinas de molinos, acequias, un algibe, etc.
El primitivo poblado de Olula se encontraba asentado sobre el margen derecho del río, en un lugar escarpado de fácil defensa sobre una roca que le sirve de base, La Piedra Ver de Olula, considerada como un símbolo de la localidad. H. de Jorquera decía: “En sitio deleitoso y agradable para la vista y con buena fortaleça, en dicho valle del Almançora, está la villa de Oluia a quien las aguas del río fructifican, con que abunda de todo mantenimiento siendo su cría de seda muy buena, frutas y legumbres. Habítanla cien vecinos con una parroquia diócesis de Almería: su fundación no consta…”
En 1.488, durante la conquista de Almería por los Reyes Católicos, se producen las capitulaciones de los lugares del Río Almanzora y Sierra de los Filabres y a continuación Purchena, Urracal y Olula del Río son entregados en señorío a Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, permaneciendo en su poder hasta 1.560, en que pasan a ser tierras de la Corona. Más tarde, la Corona vende estas posesiones a Miguel Serrano, hombre que se distinguió por la pacificación en la revuelta de los moriscos.
Al morir, pasa a su hijo Andrés Serrano, hasta que en el siglo XVIII el nuevo propietario del señorío es D. Diego Masía Serrano. En la época de la conquista, según Cristina Segura, había huertas donde se cultivaban frutales variados, olivos y parrales y algo de cereal. El moral era el árbol que más aportaba a la economía de los Filabres, por la gran dedicación de sus gentes a la cría del gusano de seda, obteniéndose buenos beneficios. Los marineros genoveses al comercializar la seda fueron los grandes beneficiados.
Algunos de los moriscos expulsados que no querían abandonar sus casas y tierras, según Cabrillana, se transformaron en bandoleros sádicos y refinados de la sierra. Encontraron en la rebelión la ocasión deseada para vengar todos los sufrimientos soportados y se agruparon en torno a sus líderes: el Gorri o el Ramí. Las actuaciones de estos monfíes en el Valle del Almanzora complicaron la vida a sus habitantes y participaron en acuchillamientos, quema de cristianos, incendio de templos y robos continuos en la zona Purchena-Olula.
La ofensiva cristiana al frente del Marqués de los Vélez el 2 de enero de 1.569 numerosos soldados, infantiles y caballeros de distintos pueblos y, atravesando por Olula el Valle del Almanzora y superando el murallón de los Filabres llegó a la villa de Tabernas en su camino hacia el Valle del Andarax.
Cuando D. Juan de Austria llegaba a estas villas, los moriscos, aprovechando la noche, las abandonaban.
Así, por ejemplo Tíjola fue conquistada el 25 de marzo de 1.570, pero sólo encontraron en el pueblo a las mujeres y a algunos hombres enfermos; esa misma táctica utilizaron los moriscos en Cantoria y los pueblos limítrofes.
Con D. Juan de Austria se intensifica el enfrentamiento, y en el Alto Almanzora los moriscos, desde los cerros, observaban el movimiento de las tropas sin presentar batalla y con señales de humo avisaban a los vecinos de Purchena, Olula, Tíjola y otros pueblos del Almanzora. Durante la sublevación de los moriscos en Olula apareció una resistencia a la idea revolucionaria, que es fácilmente explicable debido a que a los moriscos llevaban mucho tiempo viviendo en armonía con los cristianos y compartían algunas tradiciones y métodos de producción. No todos los moriscos de Olula se dedicaban a la tarea agrícola, había un grupo dedicado a los oficios de trajinería (molinería, transporte, mercadería de la seda,…).
Desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el primer tercio del siglo XX, es un pueblo eminentemente agrícola y ganadero, pero evolucionando hacia un núcleo de población industrial, laboriosa, dinámica y con mucho futuro. A partir de los años cincuenta se produce el despegue industrial, acogiendo posteriormente gran cantidad de inmigrantes de los pueblos circundantes, pasando su población de 1.800 habitantes censados en 1.939 a los cerca de 7.000 que existen en la actualidad.
Olula del Río se encuentra situada en la zona media-alta del Valle del Almanzora, más próxima a su cabecera que a la desembocadura, y a una altitud sobre el nivel del mar de 482 metros. Los principales accidentes geográficos-físicos son el Cerro de los Corzos de 1.161metros, Almirez 1.006 metros, cerro del Tesoro 1.119 metros y la profunda garganta de la Cerrada del Maimón que separa los términos de Olula y Urracal. Su superficie es de 23´44 kilómetros cuadrados. Se expande de forma rectangular desde las últimas estribaciones de la Sierra de las Estancias hasta ambos márgenes del río Almanzora con una anchura media de de unos 3.300 metros.
En plena época nazarí se conoce la existencia de un distrito en el valle medio denominado Iqlin de Faraza en razón de la tribu árabe que poblaba la zona, cuya capital era Purchena. Los Reyes Católicos una vez conquistado el reino en 1.492, cedieron Purchena, Olula y Urracal al duque de Medinaceli. Olula entre 1.488 al 1.492 pertenecía a Luis de la Cerda, pasando en 1.560 a Jurisdicción Real y ya en 1.752 a Diego Mesía Serrano.
El núcleo urbano del siglo XVI se hallaba en un lugar limpio y despejado, ubicado al borde del río, en lo que es el actual casco antiguo. Las casas estaban construidas aprovechando los accidentes del terreno. Había 68 casas de moriscos y más de media docena de cristianos viejos, Las viviendas eran pequeñísimas con muchos recovecos, sucias por fuera y limpias por dentro. Constaban de una planta, aunque había tres con altillos y 9 con corrales adosados. Disponía el pueblo de dos templos una “iglesia Viexa” y lo que se cree que era una mezquita.
En las inmediaciones contaba con industrias básicas y elementales para elaborar o transformar la producción agrícola. A orillas del río y de las grades acequias para aprovechar el agua, se situaban 2 almazaras y 2 molinos para cereales. También disponía de un horno de pan cocer en la boca del río Macael y otro debajo del pago del Lugar. El abastecimiento y distribución de dichos productos era controlado por la Señora de Olula que poseía un mesón y 3 tiendas.
En mano de los cristianos estaba la casa-bodega que era propiedad de Diego Hernández, y el la de los moriscos, el baño, que pertenecía a Pedro de Avellaneda y que se nutría con agua de la acequia del Margen.
Varios autores.
Juan Sánchez 2.014
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