sábado, 28 de junio de 2014

"NUESTROS PAJARILLOS"

OLULA DEL RÍO
“La Pluma del Escribano”
Por Pedro Mateos: Ecologista Naturalista.
SESIÓN DE FOTOGRAFÍA EN
OLULA DEL RÍO
El Río Almanzora, como todos los ríos que surcan el levante almeriense, se secan con los rigores veraniegos, dando lugar a las características ramblas del sureste ibérico. Pero es año, a falta de lluvias, prácticamente no ha llevado agua. Sólo el soto lineal de tarajes, cañas y juncos indica que se trata de un cauce por el que alguna vez discurre agua. A su paso por Olula del Río, hay un punto donde siempre hay agua, procedente de una fuente que la vierte hasta es río. Fui a observarlo la tarde del (17 de junio de 2.012). Y es que un charco permanente se convierte en un lugar idóneo donde observar las aves que acuden no sólo a saciar su sed, sino también a tomar un refrescante baño que las mitigue del calor.
Nada más llegar al sitio ya podía observar a los gorriones repartidos por el perímetro del charco, mientras que vencejos y golondrinas daban repetidas pasadas sobre la superficie del agua en vuelo. Las tórtolas turcas esperaban posadas en un cable, mientras unos abejarucos volaban por allí cerca.
Tras montar el hide no tardaron mucho en volver los gorriones, que fueron los más numerosos y confiados de todos los pájaros, y me sirvieron de mucho que acudieran en numerosas ocasiones, pues no sólo suponían una distracción para el que suscribe, si no porque también parecían tranquilizar a otras aves, indicándoles que allí no había ningún peligro. Un par de lavanderas blancas también se movieron por las orillas del charco con bastante tranquilidad. En cambio solo bajó una tórtola turca una única vez a beber, y no tardó demasiado en levantar el vuelo. Unos cuantos jilgueros, y unos verderones y verdecillos dispersos también se dejaron ver. Las golondrinas y los vencejos pasaban casi constantemente pero no llegaron a posarse. En cambio los abejarucos, aunque los vimos volar de cerca, nunca se acercaron al charco. Unas cañas que yo tenía delante, por donde discurría la reguera que mantiene el charco con agua, servían de posadero a los gorriones. A esa reguera también bajaban los pájaros a beber, uno de los cuales fue el papamoscas gris. Y entre esas cañas también voló un mirlo. Además de los pájaros a los que espiába, desde el interior del hide también pude escuchar las aves del entorno, el parloteo de los gorriones, el arrullo de las tórtolas, el cacareo de las urracas, el trino de un pequeño bando de jilgueros y las variadas estrofas del zarcero bereber (zarcero pálido occidental). Y ya casi al final de la jornada, surgió de la espesura otro zarcero bereber, que estuvo posado en unos juncos al lado mismo del hide.
Recogiendo el hide pude ver una lavandera que también tenía sed y entre las ramas bajas de un taray fue posible distinguir los trinos de un ruiseñor.
P.D. Hide es una palabra no española. Se refiere a una especie de escondite de tela o plástico para camuflarse en la Naturaleza ¡¡Sólo para observarla!!
Juan Sánchez 2.014

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