jueves, 19 de junio de 2014

Violencia de Género "AL FINAL DEL CAMINO"

OLULA DEL RÍO
“AL FINAL DEL CAMINO”
Antonio Lucas Sánchez antes de su incursión en la política, que le ha llevado a ser primer edil de Olula del Río, ha sido siempre hombre de letras, de la literatura y fundamentalmente, un hombre de teatro, escritor, actor y director. Una pasión por la escena ciertamente desmedida, una actitud vital entroncada con la representación hasta el punto de no diferenciar lo real de lo escenificado, un talento privilegiado del que yo he sido testigo en numerosas ocasiones; dotes de liderazgo y persuasión, eficacísimo director tanto para la comedia como para el drama. Certero intérprete del teatro clásico español y ocurrente y preciso con el surrealismo lorquiano. Autor brillante de teatro cómico de enredo e igualmente de intenso con la tragedia.
Buena prueba de ello es esta obra de teatro, “Al final del camino”, contada con sencillez y forma directa, sin ornamentos y con mucha intensidad. Inspirada en un hecho acontecido en Olula del Río a principios del siglo XX. Hace un retrato fiel de los entresijos sociales en los pueblos y las tensiones derivadas de ellos. Le sirve para posicionarse éticamente, desde una mirada moderna y abierta, sobre una sociedad castradora de ilusiones, oscura y represiva, anclada en los tabúes religioso-sociales y propicia al desenlace trágico, sin escapatoria real para los protagonistas. Un mundo sórdido y pavoroso que valora, con más fuerza, las conquistas de la modernidad y los ejes de un pensamiento basado en la tolerancia y la libertad intelectual del individuo y de los pueblos.
De una parte, las profundas desigualdades entre clases y el siempre presente caciquismo, como un sistema cerrado, una espiral de drama para el que no hay salida posible; y la profunda injusticia. De otra, la miseria y el hambre, hacedoras de una forma de vida que asume, como una losa, el potente peso del destino. Todo ello contribuye a otorgar a la obra un aire simbolista al que no es ajena la influencia lorquiana; como una llamada de la tierra, de lo ancestral, telúrico y violento.
Como valor más rabioso actual, por lo que supone de denuncia, el perfecto retrato de un sistema retrógrado que legitima los malos tratos a la mujer, la auténtica protagonista de esta obra. Tan es así, que el propio autor, en la dedicatoria de su obra, se dirige al personaje histórico real, Francisca Cuéllar, y a todas aquellas que, aún hoy, siguen sufriendo los malos tratos y el vilipendio.
Pilar Quirosa en el prólogo dice que esta obra es “para ser representada y vivida. En el marco de una esfera fiel a la verdad y a la memoria de los siglos”
Andrés G. I. y Juan Sánchez 2.014

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