Miembro de
una ilustre familia de Olula. Residían en una casa situada en la Plaza de los
Bancos. La madre, doña Inocencia. El padre D. Emilio ?...D. José ?...Esta
familia acomodada, pronto quedó huérfana de padre por lo que la madre, dándose
cuenta que su numerosa prole no tenía futuro en el pueblo, decidió trasladarse
a Granada donde sus hijos pudieran forjarse un futuro distinto al de ser hijos
de terratenientes cuyas posesiones vendrían a menos al repartir el patrimonio
entre prolija tribu. Como los bástagos tenían aspiraciones y mentalmente bien
dotados adquirieron una formación en Granada y fuera de ella que destacaron
todos en la Granada de mediados del siglo XX especialmente en la abogacía, en
instituciones religiosas y militares. Esta saga fue querida, admirada y
respetada aún hoy en la ciudad de la Alhambra.
Hoy quiero
reflejar lo que un medio de comunicación de Málaga ha escrito sobre uno de los
Jiménez Casquet: Emilio Jiménez Casquet.
Este medio
Titulaba: LA FANTASÍA
DE EMILIO JIMÉNEZ CASQUET.
Emilio
Jiménez Casquet, Teniente Coronel Jurídico del Ejército del Aire además de
ejercer su profesión castrense, fue un impulsor ideólogo de la Costa del Sol
malagueña.
Aquella
incipiente idea de Costa del Sol se inició en dos extremos de Málaga: En el
Este, Nerja y en el Oeste Marbella, quedando la zona intermedia, Torremolinos y
Fuengirola un tanto olvidada de la promoción turística. Y es aquí donde entra
nuestro paisano a demostrar a su visión de futuro para aquella parte intermedia
de la costa.
El
almeriense de Olula del Río llegó en 1.960 a la zona. Quedó extasiado al ver el
panorama que tenía ante él de cara a la Sierra de Mijas. Constituyó una
sociedad inmobiliaria haciendo partícipes a los hermanos Ortiz Tallo, agentes
inmobiliarios de reconocido prestigio en Málaga.
Este pequeño
grupo compró la Finca “ La Yesera” que se extendía entre los municipios de Fuengirola
y Benalmádena y por la que pagaron veinticinco millones de pesetas saliéndoles
el metro cuadrado a mil pesetas. La razón social de la empresa la ubicaron en
Los Boliches. La finca fue bautizada por Emilio como Torreblanca del Sol.
Pronto comenzó la urbanización, viales a cientos que unían las diversas
parcelas. También se repoblaban los terrenos forestales.
La
Urbanización de las Cien Colinas como también se le llamaba crecía y crecía.
Las casitas se vendían como rosquillas siendo preciso hacer caminos y caminos
que uniesen entre sí los cientos y cientos de parcelas en que se habían
distribuido los terrenos.
Y aquí entró
en juego la gran imaginación de Emilio Jiménez Casquet. En una de las primeras
colinas construyó una cabaña desde la que se dominaba la propiedad. Era una
casita simple, de madera, con algunos barriles de vinos y estanterías para la
comida. Aquí, a esta cabaña, eran invitados los posibles clientes con los que
se formalizaba la compra-venta. Y eran los propios fundadores de la
inmobiliaria los que hacían de camareros. Aquella forma de trabajar dio pronto
sus resultados y, día a día, veíamos como se ampliaban las vías de acceso y
comenzaban a construirse casas de tipo andaluz, con tejados a dos aguas que
salpicaban a aquellos terrenos antes yelmos de La Yesera.
Se hizo un
llamativo arco a modo publicitario a la entrada de la Urbanización. Fue una
idea original que causó gran impacto en el público de la época. Posteriormente
se edificó una singular Venta, ya casi en terrenos de Mijas, con su placita de
toros, piscinas, pistas de tenis y restaurante. Pero donde quedó patente la
gran imaginación de Jiménez Casquet fue en el diseño y realización de un río y
un lago truchero así como un club de cetrería. No fue difícil la repoblación
piscícola del río artificial que se había construido, puesto que la principal fuente de abastecimiento de
truchas estaba en Río Frío, provincia de Granada.
Para los
veteranos de la zona no será difícil localizar donde estuvo Torreblanca del
Sol. Para la juventud, decirles que se encontraba en la antigua Carretera de
Cádiz y se accedía a ella al salir de la curva de Los Carvajales. La entrada a
la urbanización se caracterizaba, como ya hemos dicho, por un arco de medio punto
que la definía: era el que popularmente se dio en llamar como “el arco de
Torreblanca del Sol”.
Hubo
destacados personajes internacionales que eligieron Torreblanca del Sol para
construir su vivienda. Entre otros citaremos a la directora del Canal Británico
Granada, al autor de “Papillón”, Henry Charrier. También estuvo allí el famoso
nazi belga, Leon Degrell y hasta el cantante español, Raphael.
La fértil
fantasía de Emilio Jiménez Casquet convirtió unas tierras de secano en una de las
urbanizaciones mejor logradas de la Costa del Sol, a la que repobló con miles
de árboles y de casitas a lo largo y ancho de la amplia extensión de las Cien
Colinas.
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