ÁNGEL ROZAS SERRANO FUNDADOR DE COMISIONES OBRERAS. |
Ángel Rozas
Serrano nació en Olula del Río (ALMERIA) muy cerquita de Macael, el famoso
pueblo que según Angel “tiene el mejor mármol del mundo, mucho más que el de
Carrara”. Así debe ser. Porque sabe de lo que va el paño (perdón, el mármol) al
haber trabajado allí, en las canteras, cuando era niño chico. Andando el tiempo
volvió al pueblo que le vio nacer para recibir la alta distinción que le dedicó
el Ayuntamiento de Olula del Río, nombrándole Hijo Predilecto. Todavía vivía su
compañera Carmén.
Con muy pocos años, en 1.943, la familia parte
para Barcelona, siguiendo ese recorrido –a golpe de carbonilla de aquellos
trenes- en busca de mejores oportunidades. Y Angel se va haciendo un hombre,
trabajando a todo meter. Hasta el punto
que siempre explicó que “había aprendido a leer debajo de una luz del farol de la esquina”.
Entre 1.947 y 1.949 aparece vinculado a las Hermandades
Obreras de Acción Católica. Pronto lo expulsan no sabemos si es que el joven
Rozas no sabía el Credo de memoria o no se santiguaba convenientemente.
Así las cosas,
nuestro Angel se mete en la CNT, que tampoco le dice nada. Sus ideas van en
otra dirección: encuentra el PSUC, en puertas de la gran huelga general de los
tranvías (Barcelona año 1.951), y con sus amigos de Tarrasa se acerca a una
gran manifestación que cubre las Ramblas de Barcelona hasta llegar al Puerto.
En 1.954 es ya orgánicamente miembro del PSUC. La cosa le costó un Consejo de
Guerra y los correspondientes años de prisión en el Penal de Burgos. Allí iba
la abnegada Carmen Giménez Tonietti, su esposa, a llevarle el paquete y los
correspondientes materiales clandestinos. Carmen no pararía de llevar paquetes
de comida a todas las cárceles habidas y por haber. Corre el rumor –no
convenientemente documentado- de que los flanes que Carmen llevaba a la Modelo
de Barcelona provocaban irascibles contiendas entre un mozuelo y el veterano
sindicalista Pedro Hernández en un conflicto generacional cuyos rasgos no están
suficientemente historiados.
En su día es
elegido enlace sindical y vocal nacional del ramo de la Construcción. Estaba,
como miles de compañeros, aprovechando los cauces legales existentes.
Ángel forma parte
de la generación fundadora de aquel movimiento de trabajadores, Comisiones
Obreras. Una generación que tuvo dirigentes de la talla de Cipriano García,
Luis Romero, Antonet Martí Bernasach, Agustí Prats,….. Y, como fundador de
aquel movimiento, ninguno de los pasos que se dieron le pillaron al margen, ni
a trasmano.
Angel Rozas era el
hombre de la síntesis, un mediador nato entre las diversas corrientes que
siempre existieron en Comisiones Obreras. Cedía en lo accesorio para ganar en
lo fundamental del debate. Sus compañeros oponentes siempre le trataron con
afecto y respeto. Uno y otro no venían solo ni principalmente de su
combatividad; era, en especial, de la claridad y pedagogía de sus
planteamientos. Era, también, la ternura que siempre inspiró un hombre muy
bajito, muy bajito de estatura física. Y de cuerpo quebradizo que parecía que
se iba a partir en un momento dado. Pero ¡cá! aquello era una roca de padre y
muy señor mío: puro mármol de Carrara; perdón, de Macael.
Los distintos
avatares de la lucha antifranquista – varios juicios en el Tribunal de Orden
Público pendientes – le llevaron a aceptar a regañadientes (¡el partido tuvo
que cuadrarle!) su salida clandestina hacia París. Desde luego allí era más
útil que pudriéndose en la cárcel.
En la capital
francesa Ángel forma parte de la delegación exterior de Comisiones Obreras
(DECO), - una especie de “embajada oficiosa”- organizando la solidaridad con
las luchas obreras y estudiantiles de finales de los sesenta. Y allí tejió una
potente red de relaciones con los sindicatos de todo el mundo. En cierta
ocasión Ángel Rozas y Cipriano García se entrevistaron con el Embajador del
Vietnam del Norte a quien le entregaron cincuenta mil pesetas (de la época,
claro) que habían recaudado de los centros de trabajo de Barcelona y su
cinturón industrial.
En resumidas
cuentas, Ángel Rozas es la historia del sindicalismo confederal catalán y, en
la alta parte que le corresponde, Comisiones Obreras. Un humanista a carta
cabal. Un hombre que miraba el futuro con sus ojos un tanto traviesos. Un
veterano que de cuando en vez, acostumbraba a hacer picardías, por ejemplo,
atravesaba adrede la calle cuando el semáforo estaba en rojo provocando la
estupefacción de sus parciales y la ira de los conductores. Pues bien, este
amigo nos recibía en su casa. Seguro que siempre habría cánticos –El ejército
del Ebro, Bella ciao, L´exércit popular, Bandiera Rossa, La bien pagá, Corazón
partío y otras- y todos menos el homenajeado libábamos nuestras copitas de
orujo. Porque in oruxo, veritas. (Tertuliano, Operae Variae).
Este escrito lo
dedico a los familiares de Ángel en Olula del Río. Les recuerdo que fue un gran
honor para mí saludar personalmente a
este líder sindical cofundador del sindicato Comisiones Obreras. Hoy ya no está
con nosotros, DEP.
GRACIAS
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