miércoles, 1 de enero de 2014

I.B. “R O S A N A V A R R O”


Tiempos ha nuestro Instituto de Olula no tenía un nombre propio que le distinguiera de los demás. Simplemente se le conocía con el nombre genérico de “Instituto de Segunda Enseñanza de Olula  del Río”
¿Por qué hoy se le conoce con en nombre de “I.B. ROSA NAVARRO”?

HE  AQUÍ LA HISTORIA:

Rosa Navarro Marí había nacido en la isla balear de IBIZA. Concretamente en el pueblo de San Vicente Ferrer, Cala San Vicente, frente al islote de Tagomago, un 16 de Agosto de 1.946. Muy cerca se encuentran las casas de sus abuelos, lugar elegido por los fenicios para erigir su santuario a la diosa Tanit.
Hija de D. Juan Navarro, un almeriense de Cuevas del Almanzora, que en compañía de su padre, contratista de obras, se había trasladado a Ibiza para construir la carretera que uniría el pueblo de San Vicente, que está al norte, con la ciudad de Ibiza. Allí conoce a Doña Catalina Marí, con quien contrae matrimonio y del que nace Rosa como la mayor de seis hermanos. Dos años mas tarde el padre deja la empresa familiar e ingresa en la Guardia Civil, siendo destinado al Coto de Doñana, lugar en el que Rosa pasa su primera infancia, dentro del corazón del Parque Natural. Con ocho años y, por necesidades de escolarización, el padre solicita traslado a la provincia de Almería, instalándose en el que, pasado el tiempo, se constituiría  en otro Parque Natural, el Cabo de Gata.
Allí tiene la suerte de encontrar una buena Maestra que pronto la pone al nivel de los niños de su edad. Finalmente la familia se traslada a Zurgena. Pero sus vivencias infantiles determinarán, su afición por la Biología.
Inicia sus estudios de Enseñanza Secundaria preparándose en una academia que existía en Zurgena, teniendo que examinarse libre de todas las asignaturas en el Instituto de Lorca. Ante los buenos resultados obtenidos, sus profesores le animan para continuar y cursar Bachiller Superior en el Instituto de Lorca, tras obtener una beca. Ella aprovecha los veranos para compatibilizar estos estudios con los de Magisterio, en la Escuela Normal  de Almería, hasta obtener la titulación de Maestra.
Ingresa en la Universidad de Barcelona, en la que obtiene la Licenciatura en Farmacia (en las dos especialidades que entonces existían: Laboratorio y Oficina) con calificación “cum laude” y Premio Fin de Carrera.
Ya casada marcha a Granada para inscribirse en una nueva carrera. Esta vez, Ciencias Biológicas. Tenía por entonces ya dos hijos a su cargo fruto de su matrimonio pues era consorte de D. José García Gallego, también Docente.
Inicia su labor como Profesora en el Instituto “Cura Valera” de Huercal-Overa y, al ganar la Cátedra de Ciencias Naturales por Oposición, es destinada al Instituto de Olula del Río.
Desde aquí colabora con el Profesor Ribas, Catedrático de Botánica en la Universidad de Barcelona. Hacen un estudio sobre la Botánica de los Desiertos de Almería. Transmite su espíritu de trabajo, exigencia y superación a todos los que le rodean. Primero a sus hermanos, tres de ellos estudiaron Medicina, otro Matemáticas y la menor, Derecho. A sus alumnos les enseña a coleccionar minerales, a clasificar las plantas, a manejar el microscopio y a sentir pasión por la Ciencia. Siguiendo el ejemplo de su Profesora, muchos alumnos marcharon a estudiar a la Universidad de Granada y continuaron manteniendo contacto con ella. Les animaba y les ayudaba hasta verlos ocupando más de una cátedra en diferentes Universidades.
A los treinta años le diagnostican un cáncer que le llevaría a padecer una larga enfermedad. Durante siete años sigue en el desempeño de sus funciones, sin tener en cuenta su deterioro físico. Lleva a sus alumnos a visitar los Parques Naturales de Doñana y Cabo de Gata, etc. Al final la enfermedad se le extiende a los pulmones pero ella sigue dando clase a sus alumnos hasta poco antes de morir.
Luchadora infatigable, sencilla y austera en sus costumbres, ocupada en el estudio. Pese a su juventud había conseguido culminar tres carreras: Magisterio, Farmacia y Ciencias Biológicas. Crear una familia y ganar dos Oposiciones: Catedrática de Instituto y la de Inspectora Farmacéutica. Alguien escribió un Epitafio para resumir su vida: “MUJER TRABAJADORA Y MADRE ABNEGADA”


Gracias por la colaboración de S. Garre.


         Tras su muerte, ocurrida el seis de septiembre de 1.985, la Asociación de Antiguos Alumno del Instituto promueve una iniciativa para poner su nombre al Centro de Olula del Río, petición que es secundada por el Claustro de Profesores, la Asociación de Padres y Madres y por el Excelentísimo Ayuntamiento de Olula del Río. Lógicamente la moción fue aprobada por unanimidad.

P.D:  En 1.985 se empezó a publicar en el Instituto de Olula una revistilla titulada “La Carretilla”(en alusión a las famosas carretillas). Su intención era de tipo cultural y entretenimiento como reza la portada de la que tengo en mi poder. Participaban especialmente alumnos pero estaba abierta a los Profesores y a cualquier persona que quisiera aportar algo considerado importante para ello. Digo esto porque un compañero Profesor, expresó así su pérdida:

IN   MEMORIAM  DE  ROSA  NAVARRO

NUESTRO  ULTIMO  RECUERDO

         Todos los que convivimos con ella durante el curso de 1.985, la veíamos diariamente subir jadeante las escaleras del Instituto. Descansaba peldaño a peldaño. Llegaba con diez minutos de antelación para reposar en el primer piso durante ese tiempo. Allí recuperaba el aliento para afrontar las escaleras que la llevaban, no con poco esfuerzo, al segundo piso donde estaba su Laboratorio de Ciencias Naturales. Cuando se le ofreció que diera las clases en la Planta Baja se negó ¿Cómo iba a dar la Biología sin hacer prácticas? Y así uno y otro día, buscando ávidamente el oxígeno que no quería entrar en su cuerpo. Llevaba siete años luchando contra el cáncer, ya sólo funcionaba un pulmón, pero ella no se daba por vencida. Cuando era consciente de encontrarse en la recta final retrasó un día su ingreso en el Hospital por que a sus alumnos les hacía mucha ilusión verla asistir a una obra de teatro que ellos representaban en el Centro. Unos caramelos suavizaron su garganta para suprimirle la tos. Y allí se presentó para aplaudir con las pocas fuerzas que le quedaban a sus alumnos.

         Tuvo que pedir dos meses de permiso para ingresar en el Departamento de Oncología del Hospital de Granada, y, cuando la enfermedad estaba en esa fase final, aún sacó fuerzas, Dios sabe de donde, para presentarse en la Evaluación Final de Curso con el fin de compartir responsabilidades con el Profesor que le había sustituido, sobre el rendimiento de unos alumnos a los que había impartido clase durante seis meses. Solo nos pidió a los compañeros, con un hilo de voz, que no fumásemos en la Junta de Evaluación, porque en aquel momento ya ni un cuarto de pulmón le quedaba útil.

         Dos días antes de su muerte se celebraron los exámenes de Septiembre. Ella estaba ingresada en el Hospital, con un suero en la subclavia desde hacía quince días. Respiración asistida y así pidió permiso a su médico para asistir a estos exámenes. –“Sería sólo cuestión de un día”-, dijo. Como era lógico el permiso le fue denegado. Sí preguntó varias veces por el resultado de sus alumnos, hasta que se le informó que habían salido muy bien. Ya no podía hablar, sólo sonreir. Fue una de sus últimas y más hermosas sonrisas de su vida.

         
         

         

         

           


                                                              

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