OLULA DEL RÍO
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REFLEXIÓN
“Es importante ver más allá de cualquier paisaje y alcanzar siempre más allá de cualquier horizonte. La persona es el ser capaz de leer el mensaje del mundo. Vivir es leer e interpretar. Morir es desvelar el signo, el sacramento. Cuando somos capaces de escuchar las voces de las vidas de los demás nos adentramos en los sacramentos de la vida”
“Es importante ver más allá de cualquier paisaje y alcanzar siempre más allá de cualquier horizonte. La persona es el ser capaz de leer el mensaje del mundo. Vivir es leer e interpretar. Morir es desvelar el signo, el sacramento. Cuando somos capaces de escuchar las voces de las vidas de los demás nos adentramos en los sacramentos de la vida”
“UNA VIDA Y DOS AMORES”
POPE GODOY Y JOSÉ MARÍA MARÍN MIRAS EXSACERDOTE DE OLULA DEL RÍO.
--José María, ¿todavía le sigues teniendo miedo a Dios?
A mi pregunta, José María asentía con la cabeza, entre resignado e impotente…Por fin, un día, se le iluminó el rostro y me dijo:
--¡Ya no!
--Y ¿cómo sabes tú que eso es verdad?-
Yo me quedé bastante sorprendido y le solté un taco amistoso.
--¡Coño, lee!-, me dijo-Tú tienes preparación teológica y tiempo. ¡Espabílate! Puedes ir descubriendo nuevos horizontes- me dijo.
El José María que yo conocí “Era muy timorato”, comenta Maravillas, su esposa. Y narra regocijada cuando su José se confesó que había criticado al papa. El cura le dijo: ¡no, al papa no! Puede Vd. criticar a Felipe González o a Alfonso Guerra. Pero, ¡al papa, no! Cada vez que José María hacía alguna alusión al papa, ya estaba Maravillas:
-José, que vas a tener que confesarte otra vez por criticar al papa-
José María nació en 1.921. De vocación tardía. Se ordenó cura en 1.948, en la primera “hornada” de la diócesis de Almería después de la Guerra Civil. Y fue un magnífico “cura de pueblo”. En sus parroquias fomentó las misiones populares, las confesiones, los movimientos apostólicos,…Pero además José María fue lo que podemos llamar un cura “moderno” “edificante” con capacidad de diseñar nuevas construcciones como aquella, recién salido de cura, que se embarcó en reparar a conciencia el “artesonado mudéjar” de la Iglesia de Lúcar, y, paralelamente, se construyeron dos retablos en la Iglesia de Somontín. Cuando fue ecónomo del Seminario de Almería, recorría los pueblos de la Alpujarra para comprar directamente a los agricultores los productos necesarios para alimentar a los seminaristas.
Su actividad parroquial más dilatada la desarrolló en Olula del Río; casi veinte años. En Olula realiza una tarea de suplencia social. Lo que no hace el estado por el pueblo, lo hace él. Es la época del nacional-catolicismo, con el poder y la influencia que ejercía el clero sobre la sociedad y en los poderes públicos.
Entre las “obras menores”, se citan la construcción de un hogar parroquial, el puente sobre el Río Almanzora para unir los pueblos de Olula y Macael, una central de teléfonos, una oficina bancaria, la primera academia de segunda enseñanza, un campo de fútbol y la creación de un equipo de fútbol que le nombró delegado ejecutivo. Una vez tuvo que salir por pies de un pueblo, con la sotana remangada, en uno de aquellos conflictos deportivos. También consiguió una máquina de cine, con ayuda de las bases americanas. Y la ermita de Santiago en un barrio de nuevo crecimiento.
Con nuestra perspectiva actual, resultan asombrosas las obras que José María llevó a cabo. Embarcó a la parroquia en la construcción de 42 viviendas adosadas que se siguen llamando “las casas del cura”; construyó una iglesia de nueva planta, con capacidad para 1.000 personas, porque la antigua se había quedado pequeña; edificó un colegio parroquial de Enseñanza Media que después cedió al Ministerio de Educación para centro de Bachillerato.
Queda por citar la gran iniciativa de la que José María fue creador y artífice como instrumento dinamizador de la economía de la Comarca: la cooperativa U.C.I.M.A. (Unión Comercial de Industriales Marmolistas de Almería, Sociedad Cooperativa.
Con nuestra perspectiva actual, resultan asombrosas las obras que José María llevó a cabo. Embarcó a la parroquia en la construcción de 42 viviendas adosadas que se siguen llamando “las casas del cura”; construyó una iglesia de nueva planta, con capacidad para 1.000 personas, porque la antigua se había quedado pequeña; edificó un colegio parroquial de Enseñanza Media que después cedió al Ministerio de Educación para centro de Bachillerato.
Queda por citar la gran iniciativa de la que José María fue creador y artífice como instrumento dinamizador de la economía de la Comarca: la cooperativa U.C.I.M.A. (Unión Comercial de Industriales Marmolistas de Almería, Sociedad Cooperativa.
Paralelamente había creado una dinamización social y un tejido asociativo que sorprende y es de admirar. De otra manera hubiera sido imposible llevar a cabo todas estas iniciativas. Hubo también por parte de la sociedad infinidad de gestos de apoyo y colaboración que actuaron como palanca para poder hacer realidad esos proyectos. Un solo ejemplo: cientos de hombres, jóvenes, mayores y ancianos, con sus propias herramientas, abriendo a pico y pala los cimientos de la iglesia que alcanzaron hasta 8 metros de profundidad justo debajo de la torre.
Esta es la historia “externa” de José María. Pero la procesión iba por dentro. Nuestro personaje va trenzando por dentro su carencia afectiva desde la infancia. Su madre muere cuando él tenía 15 meses. Pero muy joven el destino le puso delante a una “tierna y apasionada joven de la que se enamora inmediatamente, su recuerdo le persigue y le atormenta, siempre le acompaña, incluso a través de su vida sacerdotal, hasta que esa remembranza le llevó a la que fue su querida esposa”. Aún así, no lograba empañar su ilusión apostólica. El celibato obligatorio fue su gran tormento culpabilizador. Más aún, cuando decidió secularizarse, expuso al señor obispo su deseo de continuar en el ministerio, aunque fuera en la selva del Orinoco, pero casado. Hubiera sido un magnífico cura casado pero la normativa eclesiástica lo sometió a gigantescas presiones de conciencia. Cuando viajó a Roma para conseguir el permiso de secularización, dijo que iba tremendamente aterrado porque, en caso de accidente, iría directamente al infierno. En Roma cuenta su opresión de conciencia al monseñor que le atiende: “Ingenuamente le dije que si eso era causa de mi condenación, estaba dispuesto a seguir con mi calvario”. Pero tropezó con una persona de bastante sentido común y lo tranquilizó. Muchos le conocimos ya maduro en años y tuvimos la sensación de habernos conocido toda la vida.”
José María murió el 28 de febrero de 2.009. Su confesor, Juan de Dios escribe:
“uno de los días que le llevé la Eucaristía me dijo: “pídele a Dios que me lleve ya”.
José María murió el 28 de febrero de 2.009. Su confesor, Juan de Dios escribe:
“uno de los días que le llevé la Eucaristía me dijo: “pídele a Dios que me lleve ya”.
Juan Sánchez 2.014
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