domingo, 16 de noviembre de 2014

"DE LO QUE LE ACONTECIÓ A UN VECINO DE OLULA VINIENDO DE ALMERÍA"

                                                            OLULA DEL RÍO
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• De lo que aconteció a Don Aureliano Aís Gea, vecino de Olula del Río, viniendo de Almería hacia nuestro pueblo.

• Periódico: “PUEBLO”-El Diario de La Mañana, día 17 de marzo de 1.930.


La imprudencia de unos jóvenes de Cantoria sorprendió a nuestro paisano, una de las pocas personas que por esa época tenía vehículo automóvil. Viniendo de Almería por la Carretera del “Cerro de la Virgen” (única salida que entonces tenía el Alto Almanzora para ir a la Capital), sorprendió a unos tres kilómetros antes de llegar a Cantoria como unos imprudentes jóvenes iban asidos en la parte trasera de una camioneta que transportaba maderos, con tan mala suerte que uno de ellos al intentar apearse cayó de la camioneta golpeándose fatalmente la cabeza. Aureliano Aís que presenció la caída y como el joven yacía en el suelo, marchó rápidamente a Cantoria para ponerlo en conocimiento de la Benemérita. Seguidamente las autoridades se trasladaron al lugar expresado.

Comprobaron la veracidad de la denuncia y con toda urgencia fue llevado el herido al pueblo de Cantoria donde fue asistido por los médicos titulares Don Antonio Rodríguez Reche y Don Cristóbal
Urrea Acosta, los que calificaron su estado de gravísimo. Hechas las averiguaciones oportunas, el joven resultó ser Pedro López García, que en unión de otros jóvenes se engancharon en la parte trasera de la camioneta número 3.961 de la Matrícula de Murcia, propiedad de Juan Sola Reche, que se dirigía a Oria con una carga de maderas. Cuando los chicos intentaron apearse, Pedro tuvo la mala fortuna de recibir un fuerte golpe en la cabeza, resultando herido de gravedad y siendo abandonado en el suelo por los amigos que huyeron asustados. El dueño del vehículo siguió su marcha quizá por no apercibirse del accidente. Lo cierto es que Pedro López García recibió los auxilios espirituales y nada se pudo hacer por su vida. Ambos médicos coincidieron en afirmar que las heridas de Pedro eran mortales de necesidad.


Juan Sánchez 2.014

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