martes, 8 de diciembre de 2015

ALBOX: "DESCRIPCIÓN DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL SALIENTE"

OLULA DEL RÍO
Comarca

ALBOX:
“Descripción de la imagen de la Virgen del Saliente”
• Foros de la Virgen María.

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La imagen de Nuestra Señora del Buen Retiro de Desamparados o del Saliente es escultóricamente singular, por la riqueza de detalles y la fidelidad con que se ajusta al texto apocalíptico (Apóstoles 12, 1-6) del cual es hermosa materialización formal. Más singularidad le añade a esta imagen su propia cronología, cifrada en los primerísimos años del Siglo XVIII, cuando la Mujer del Apocalipsis se encuentra narrativamente oscurecida por la iconografía inmaculista.
El conjunto escultórico no llega a los 60 centímetros de altura, desde la corona hasta el comienzo de la peana, está trabajada sobre olorosa madera de sabina, cuyo aroma percibe quien le contempla en proximidad, reforzando así el carácter sagrado de la imagen envuelta por su origen misterioso. Una rica policromía realza volúmenes y propicia claroscuros de rico contraste.
Debido a su talla es conocida popular y cariñosamente como “La Pequeñica”.
Cinco elementos lo integran: la Virgen; dos ángeles vestidos a la usanza del siglo XVII, que la sostienen y elevan por encima del dragón: la luna, nunca ausente y siempre definitoria en la iconografía apocalíptica, sobre la que apoya sus pies descalzos la Mujer: el dragón, excluido por los artistas cuando la Mujer del Apocalipsis se transforma en Inmaculada.
La Virgen, con la misma fuerza barroca que caracteriza al conjunto, está dotada de una esbeltez y dinamismo que proceden de la distribución acertada de sus volúmenes y los perfiles que la definen. Las superficies brillantes y las tonalidades claras y transparentes, potencian el ingrávido movimiento de la figura.
Aureolada por el azul del manto que iluminan los soles de oro, los vivos colores de los ángeles, el ocre rojizo del dragón y la plata perdida de la luna, hacen de la Virgen el centro de la composición, entablando un diálogo, que remite a lo trascendente, a lo alto, con quien a ella se acerca. El conjunto, bello y armonioso conceptualmente firme y definido, rico en matices y sugerencias, se presenta como joya frágil y etérea que recuerda en su factura un trabajo de fina porcelana.
Estilísticamente, la obra habrá que situarla a principios del Siglo XVIII y no ciertamente, como se ha afirmado, en la escuela granadina, en donde no encontramos ni maestro ni obras que le parezcan. Más cercana está a lo levantino, concretamente a lo murciano, aunque tampoco nos decidimos a una atribución a Nicolás Bussy como podría pensarse. La finura de la talla del cabello, así como su libre y original plegado -sobre todo del manto, debido a una posible fuente pictórica-, nos hace pensar en una obra hecha al dictado en la que, sin embargo, también quedan definidos rasgos estilísticos muy personales, como son las cabezas de los dos ángeles y su manera de tratar la talla de sus cabellos. Por la finura de la talla y policromía no debe atribuirse al arte americano.
La corona es el resultado de un trabajo serio y documentado. Se ha partido del estudio de los óleos y grabados de la Virgen anteriores a la Guerra Civil, momento en que desaparece la corona original, la anterior a esta es de 1.881, así como el estudio de otras realizadas a principios del Siglo XVIII contemporáneas de la imagen de la Virgen. Es una pieza de estilo renacentista, con una leve tendencia en lo ornamental al barroco andaluz.
Soporta la corona una diadema de doble filete, engarzada de esmeraldas y rubiés, de talla cuadrada y cabujón las unas y los otros. Esta diadema abraza el canastillo, con alzada de cartelas y cintas rematadas por hojas y bellotas, estando alhajada también de rubiés de distinto tamaño; el canastillo con traza de corona real, soporta a su vez seis imperios de igual estilo, engastados de zafiros que se abrazan en el centro, rematados por una bola anillada de brillantes. Envolviéndola toda una aureola y enrayada con esmeraldas y rubiés y rematada con doce estrellas de dieciséis puntas cada una y un brillante central. En eje con la bola y centrada entre las estrellas, una cruz latina enrayada en sus ángulos a su vez acabada por bolitas y molduras.
El día siete de agosto de 1.988 fue coronada canónicamente por el Obispo de Almería Monseñor Casares Hervás, designado por el Papa para dicha coronación.
No se puede olvidar la labor de restauración de la Virgen del Saliente llevada a cabo por el famoso restaurador de Arboleas Joaquín Gilabert López. Este paisano de 42 años vecino del Valle del Almanzora y conocedor de la importancia religiosa y sentimental de la imagen ha hecho el mejor trabajo que de él podíamos esperar. Soy testigo directo del antes y el después. El trabajo ha sido insuperable. ¡Felicidades Joaquín!



Juan Sánchez-DICIEMBRE-2.015
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