OLULA DEL RÍO
• Se tragó la suerte.
• “La Vida de Olula del Río en los años 20”
• D. Francisco Jiménez Casquet.
Cuentan los ancianos de la época que un determinado año, cuando la Guerra de África causaba frecuentes víctimas en las filas españolas de nuestro Ejército en Marruecos a causa de las emboscadas de los “moros”. Por aquel entonces Olula era un pueblo pequeñito y sólo existían dos mozos que debían cumplir esta obligación de ir a la guerra para defender los intereses patrios en el vecino país.
El cupo de los que habían de incorporarse a la guerra estaba reducido al cincuenta por ciento de los alistados. En Olula al haber sólo dos soldados con esta obligación, uno, previo sorteo, iría al frente y el otro quedaba eximido de este deber.
Se dio la circunstancia de que uno de los mozos era hijo del Cacique y a la vez Alcalde de Olula y el otro un modesto hijo de cortijero de allá por la Cerrá, poco conocido, apegado al terruño y que apenas bajaba al pueblo como no fuera en las fiestas de San Sebastian o algún otro acontecimiento de carácter social: boda, entierro, o algo parecido.
Ni que decir tiene que la familia del Cacique estaba afectadísima con la probabilidad de que la suerte no favoreciera a su retoño y fuese destinado a África con los peligros que ello entrañaba.
Daban cien vueltas a la cabeza para buscar el medio de que el sorteo favoreciera al señorito vástago. Tendría que ser una artimaña sutil ya que al acto asistirían muchos convecinos, unos, como simples curiosos y otros por razones de parentesco de los afectados.
El sorteo se efectuaría extrayendo de un sombrero las papeletas numeradas previamente depositadas en presencia de los interesados.
Por fin, el Cacique-Alcalde tuvo una idea genial:
“Yo mismo, que como Alcalde presido el acto, escribo el número en las papeletas y en las dos pongo el número 1. Que la saque primero el “cortijero” y, cuando saque el número “premiado”, ya no hay necesidad de sacar la otra, que para todos los presente debe ser el número 2, que es el que determina ser excedente de cupo”
Sin más preámbulos y con la complicidad del Secretario, llegó el día del sorteo.
Se constituyó la mesa a la hora señalada, presidida por el Alcalde, quién dio pomposamente la voz de “audiencia pública”! Entraron en el Salón de Plenos los dos mozos, sus más allegados familiares y algunos curiosos que más tarde dieron fe de lo ocurrido, al relatar la escena que se desarrolló con los siguientes particulares:
-“ Se procede a escribir –dijo el Cacique- los dos números en sendas papeletas, el uno y el dos. El que saque el número 1 tendrá que marchar a la Guerra de África y el que saque el número 2 se librará de esta obligación.
El Alcalde escribió los números según lo proyectado (en ambas papeletas escribió el número 1) con sigilo de no ser visto y apresurándose a doblarlas para no ser descubierto.
El Alcalde-Cacique citó al mozo cortijero para que extrajera primero:
-“¡Saque una papeleta!-
-¿Yo primero? No lo merezco ni lo puedo consentir. Que sea el otro mozo el primero en sacar su suerte-.
-¡De ninguna manera puede ser eso!, respondió el Cacique al ver que se le truncaba la estrategia.
-¡No, no!- insistió el mozo- no puedo aceptarlo; sería incorrecto que yo fuera por delante-.
- Pues no queda otro remedio, -dijo el Secretario para dirimir la contienda- La Ley dice que se haga por orden de alistamiento y eres tú el primero-.
-Bueno, si es así…
Y extendiendo su morena y curtida mano hacia el fondo del sombrero, extrajo del mismo una de las dos papeletas. Sin abrirla siquiera, se la introdujo en la boca. Con gran esfuerzo se la tragó, a la vez que decía:
- Ya me he tragado mi suerte. La del otro es la que queda en el sombrero-.
Las gotas de sudor no impidieron que el burlado alcalde tuviera que abrir la papeleta que quedaba. Y, el Secretario dar fe de a quién le había correspondido el número 1 y que por tanto tendría que ser alistado en el Ejército rumbo a Marruecos.
P.D.- Ya eran corruptos algunos alcaldes?
Juan Sánchez 2.014
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