domingo, 22 de febrero de 2015

"OLULA", otra página de su Historia.

                                                        OLULA DEL RÍO
                                                             Comarca

                                       “OLULA”, otra página de su Historia.

Textos de:
• GIL ALBARRACÍN y
• MARÍN MIRAS.

Los primeros vestigios del pasado de Olula del Río corresponden al Paleolítico: Cueva de Humosa.
Al Neolítico: Pinturas rupestres de la Cueva del Madroño.
Finales de Época: Piedra “Ver de Olula” donde se han hallado “tumbas”, “una del homiciano Hamete Hazla Alí en tiempos del rey Mulaçen”. Un hemicalco (moneda) greco-romana de la ceca de Albatha” (Pueblo de Abla); “un hacha” elaborada con mármol verde y numerosos útiles de trabajo.
De la época del Cobre un enclave fue “El Cerro Peloto”. (Hoy, Barrio Villaespesa).
Pero el origen del concepto “pueblo” parece que se encuentra en la centuria musulmana y concretamente en “La Piedra Ver de Olula” donde Almanzor “El Victorioso” mandó edificar una fortaleza sobre la peña, que denominó Atalaya, construida para defensa al estar situada en un punto estratégico que era la salida del único camino de las canteras de mármol. Para ello guarneció la Atalaya con un regimiento que controlara el tránsito del lugar. Aún hoy se pueden observar las ruinas que están a la espera de un estudio arqueológico serio que impida las numerosas expoliaciones que ha habido, (todo está en manos privadas) y aún hoy las hay y que nos están robando la historia del pueblo y de la Comarca.
A mediados del Siglo XIX, Madoz describe “La Piedra” como: “lugar cuya pintoresca vista ofrece singular recreo por verde y oscuro barranco que preside”, donde existían “ruinas de casas y torreones con aljibe todavía útil y capaz de surtir el agua necesaria a aquel pueblo, que se cree haberse llamado Ululla y que presenta señales de haber sido plaza fuerte”.
Asegura que esta Atalaya tenía acceso mediante galerías interiores al el río que pasa a sus pies de donde se servían de agua sus moradores. Dicho acceso hoy puede estar cegado por las numerosas fábricas construidas en el río alrededor de la susodicha Piedra.
El padre Tapia supone que: “estas ruinas bien pudieran constituir un barrio de Macael denominado “Río Bajo”, según “El libro de Apeos y Repartimiento”, o bien un lugar que anejan a Macael en la “bula de erección y detección” de parroquias en el año de 1.505.
No se puede precisar con exactitud pero se supone que en plena época árabe y en periodos de paz, fue progresivamente abandonada en beneficio de un terreno más apto para el desarrollo de la agricultura, situándose la población en lo que actualmente es el pueblo de Olula del Río.
En este tiempo, nuestro pueblo pertenece al Reino de Granada. Tras la Conquista del Val de Purchena por los Reyes Católicos en 1.492, Urrácal, Purchena y Olula p fueron donados por sus Reales Majestades, Isabel y Fernando al Duque de Medinaceli con el título de “Señorio” en agradecimiento a los servicios prestados en guerra de Reconquista contra el infiel. Pero Don Luis de la Cerda (Duque de Medinaceli) murió pronto, pasando estos territorios nuevamente a ser “Jurisdicción Real”. Posteriormente, en 1.564, volvemos a ser “Señorío”, esta vez a favor de Doña María Ortega y su hijo Don Miguel Serrano oriundos de nobles y adineradas familias cristianas de Úbeda.
El 19 de noviembre de 1.581 los vecinos de Olula otorgaron las obligaciones de alcabala, estanco, yerbas en su favor: este privilegio perduraría hasta que en 1.834 se consolidó la Provincia de Almería y Olula del Río quedó como Entidad Municipal.
En 1.568, se produce la “sublevación de los moriscos” y Olula junto con el Valle del Almanzora se unirá a la sublevación capitaneada por Aben Humeya. Será Don Juan de Austria con potente ejército quien pondría fin a dicha rebeldía en el Valle del Almanzora.
Restablecida la paz, los moriscos son obligados a abandonar sus casas y haciendas, siendo uno de los éxodos más atroces de nuestra historia que sumió en desierto toda una comarca tan próspera entonces, que jamás alcanzó índice de riqueza más alto. Felipe II decide repoblar “el Paraiso” del Almanzora con “cristianos viejos” llegados de Castilla, Murcia y Levante, según consta en el “Libro de Apeos y Repartimientos”. Los nuevos colonos no supieron o no quisieron continuar la metodología productiva y económica árabe sumiendo en la miseria lo que había sido un Edén antes de la expulsión. 
A partir de entonces empezó el decaimiento del “Río” y que nunca volvió a ser lo que fue. Los sistemas de regadíos se degradaron, las balsas, acequias, molinos, almazaras, haciendas y habitáculos estuvieron abandonados tanto tiempo que se deterioraron en extremo y…en los Siglos XVII y XVIII ya habían cambiado hasta el sistema productivo, convirtiendo “La Comarca” en un terreno semidesértico y despoblado, con una población pobre e itinerante, dedicada principalmente a la agricultura y a la ganadería, restándole importancia a las bases de la economía de sus antecesores. Los repobladores hispanos desconocían y despreciaban el cultivo de la seda como fuente de riqueza; no valoraban suficientemente el avance árabe en la confección de tejidos y además no tenían las conexiones comerciales exteriores que tanto cuidaron los bereberes. Despreciaron y desecharon toda la cultura y filosofía económica que nos había llevado a ser uno de los territorios más ricos de Al-Andalus. 

Nuestra extraordinaria riqueza minera de los siglos XIX y XX pudo ser un “renacimiento económico”, una nueva oportunidad que no se supo gestionar siendo compañías extranjeras, bancos extranjeros, técnicos extranjeros quienes se llevaron nuestro futuro en forma de materias primas y capital derivado a sus respectivos países. Además explotaron la mano de obra autóctona con salarios paupérrimos y esquilmaron nuestros montes de bosques para utilizarlos en sus infraestructuras; energía para sus fundiciones en forma de carbón, traviesas para vías de ferrocarril que casualmente se cierra cuando han esquilmado los cotos mineros del Alto Almanzora.




Juan Sánchez FEBRERO-2.015

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