OLULA DEL RÍO
Comarca

“ALMANZORA VERSUS ALMANZORA”

Juan Sánchez.

La Historia reciente del “Mármol-Alto Almanzora” nos demuestra con hechos consumados que nuestros convecinos del Levante-Bajo Almanzora, han sabido con el visto bueno de las distintas Administraciones apostar por un desarrollo que a veces interfiere con el desarrollo armónico del resto de la comarca usando como propios recursos comunes a todo el Almanzora. No se ha apostado por vertebrar un desarrollo equilibrado de todo el Valle. Puede que nuestros Ayuntamientos hayan apostado más de una vez por intereses partidarios que por los de sus propios ciudadanos. Se han dejado llevar para que ciertos servicios creados en el Alto Almanzora-Marmól no permaneciesen donde fueron creados. Intereses no espurios los ubicaron donde por lógica les correspondían estar. Con el tiempo, la filosofía administrativa, usurpa de nuestro territorio lo que en su día reconoció interesante y necesario de ser ubicado aquí para más tarde ser trasladados a otro lugar de Comarca.
Si “Mármol y Alto Almanzora” ostentan record de paro al día de hoy no es sólo por la crisis de la construcción. Siendo este el factor determinante. Emilio Ferre Bueno en su libro: Un ejemplo de comarca dependiente de un solo recurso: el mármol de “El Valle del Almanzora”, hizo un estudio razonado de la problemática económica que supondría para nosotros la llegada de una crisis de grandes proporciones que afectase al mercado nacional e internacional. ¿Qué pasaría con los municipios que directamente fuesen afectados? ¿Por qué no se buscaron alternativas para subsistir de otros recursos supuesto caso de fracasar en los mercados nuestra materia prima: el mármol?
Pues bien, se han dado las circunstancias para que se cumpliera la supuesta situación profetizada por Ferre Bueno. Sólo tenemos mármol y el mármol no se vende. Consecuencia que nos ha colocado con el porcentaje más salvaje de paro que se haya conocido jamás en esta parte del Río. Y ya sabemos lo que ello comporta. De ser una Comarca rica entre las ricas de Andalucía fuera del cinturón costero, a convertirnos según la “Revista Interviú” en el punto 0 (cero) de la crisis. Dicho con otras palabras, en cabecera del paro andaluz que ya es paro. Hubo un tiempo en que nuestra Renta “per cápita” (relación entre el PIB y la cantidad de habitantes de la Comarca del Mármol) superaba ampliamente salvo alguna excepción, a la de la mayoría de municipios andaluces. Recuérdese que Olula del Río ocupó el número 20 en renta per cápita de toda Andalucía y cerca de esta renta otros municipios de nuestra comarca. ¡Qué cambio!
Todos sabemos lo que ha pasado, rota en mil pedazos la “burbuja inmobiliaria” nacional, también se llevó por delante todo nuestro esplendor de comarca rica. No había otro recurso que amortiguara nuestra caída. La agricultura, de subsistencia, que tradicionalmente se había venido ejerciendo en la zona, había caído en el olvido.
La escasez sempiterna de agua, la escasa rentabilidad de una agricultura de subsistencia y esclavizante, fueron factores determinantes para abandonar la sociedad agrícola por la sociedad industrial. Este abandono prolongado ha deteriorado gravemente las infraestructuras agrarias: se han abandonado fincas, se han destruido cauces, se ha secado gran parte del arbolado, los caminos son inoperantes e inaccesibles y en la comarca salvo excepciones, pasó de ser agrícola al 90% a principio del Siglo XX a quedar esta actividad en una mera representación.
Se han ofrecido buenas tierras de labor, dotadas de agua de riego asegurada, excelentes viales de acceso y junto a los pueblos afectados, y nadie, por muy parado que esté las ha aceptado. Era más cómoda y rentable la actividad industrial: exenta de responsabilidades económicas para el trabajador que religiosamente cobraba su salario, digno y fijo, estando protegido por la Seguridad Social, trabajando sólo 8 horas y su mes de vacaciones pagadas. Este trabajo era más atractivo que el ser esclavo del pico o el azadón sin hora ni calendario. Rentabilidad incierta según afecciones de plagas, temporales de frío o de sequía pertinente que dieran al traste con el trabajo de todo un año. He aquí los motivos que nos hicieron pasar en poco tiempo de una economía eminentemente agrícola a otra totalmente industrial.
Y así hemos vivido y hemos vivido bien y nos sentíamos orgullosos de nuestro mármol que había producido el milagro económico auspiciado por unos empresarios y unos trabajadores que daban lo mejor que tenían para que la cadena del progreso social no se viera truncada. Todo ha sido imposible de mantener. La crisis salvaje ha trastocado nuestra sociedad especialmente. Ya no tenemos la alegría de haber ganado el futuro. Tampoco podemos ofrecer futuro a los vecinos comarcanos ni mucho menos ser foco de atracción laboral para propios y extraños como vino ocurriendo hasta no hace muchos años.
Al contrario, nuestros jóvenes buscan opciones fuera, abandonan y se separan de sus familias. La diáspora y éxodo de la emigración vuelve como en los tiempos más tristes y penosos de nuestra pasada historia. El capital humano vuelve a hacer las maletas y se marcha. La diferencia es que ahora no lo pueden hacer en tren. Otro síntoma de nuestro progreso. Buscan alternativas laborales en otros puntos de la provincia donde la crisis no ha castigado “in extremis” su economía como puede ser la costa, la zona de agricultura intensiva o bien buscando otros lugares peninsulares menos afectados. Como último recurso, marchan al extranjero. Ya lo hicieron nuestros padres y abuelos. Allí donde van realizan, salvo excepciones, los trabajos menos apetecibles y peor retribuidos. Con esta perspectiva, nuestros pueblos pierden población. La diáspora no para y el crecimiento vegetativo, cada vez más negativo, hace que nuestro capital humano sea cada vez
más viejo invirtiendo las pirámides de población de estos municipios. No hace mucho tiempo predominaba la juventud y personas de corta edad. Hoy el modelo se ha invertido. Tenemos una sociedad con alto porcentaje de gente mayor y con escasez de nacimientos… y la Comarca no se parece ni a su sombra.                                                                        Hemos perdido también el sentimiento y el orgullo de sentirnos autosuficientes, de no depender nada más que de nosotros mismos. De compartir nuestra riqueza con transportistas y jornaleros de fuera. De dar vida laboral a nuestros pueblos vecinos que hicieron suyos nuestros pueblos y que aportaron su grano de arena en nuestro progreso. todo Nos sentíamos satisfechos porque nuestros recursos daban calidad de vida a propios y a ajenos. Nuestras gentes con su ánimo de progreso, su iniciativa para emprender, eran capaces de seguir adelante, de evolucionar pese a la indiferencia politico-administrativa. Envidiábamos a Carrara porque el Gobierno Italiano, mimaba su producción de mármol llevando a pie de canteras el ferrocarril, las autopistas y mejorando y ampliando los puertos de salida de su estimado material, también el mármol. 
Contradicción, aquí, se empezó cerrando la única salida que teníamos, la vía férrea Guadix-Almendricos. No se hizo la prometida autovía en tiempo y forma. Y aún no ha llegado al mármol. Tampoco se mejoró el acceso programado para acercar el mármol al puerto de Almería con el tercer carril Canteras-Collado García. El “milagro económico del Mármol” sólo se debió a nuestras propias gentes. La administración estaba interesada por otros lugares lejos de la Comarca. Habría que añadir actuaciones inverosímiles como la construcción de un Hospital Comarcal justo en el punto más alejado de donde se producían la mayor parte de los accidentes laborales de la provincia. Esta decisión da al traste con la más mínima imparcialidad política y de servicio público para con nuestra comarca. No obstante, también ha habido decisiones aberrantes que no comprendemos desde ningún punto de vista ni sabemos a que intereses responden. Recordemos por ejemplo el “Centro de Profesores” de Olula del Río. En su día se obligó a su Ayuntamiento de la localidad a construir un edificio donde ubicar esta institución. Tras muchos años de funcionar y de funcionar muy bien en Olula, donde se atendían a más de 700 profesores, una decisión, no se sabe de quien aunque es fácil de intuir, ordena su traslado a Cuevas de Almanzora. Y no pasa nada. Hoy Olula figura en la placa que hay en Cuevas donde se lee “Centro de Profesores Cuevas-Olula”. Perfecto el acceso para el profesorado de el Mármol-Alto Almanzora.
Otras empresas no públicas toman decisiones parecidas, alejan de nosotros su sede sin explicación o justificación alguna. Es el caso de la sede comarcal de la “Compañía Sevillana de Electricidad” (Hoy Endesa). Siempre ubicada en la Comarca del Mármol. Aquí se consumía por razones obvias, “la industria del mármol”, la mayor cantidad de energía de la provincia. Un buen día, sin más explicación su sede la trasladan a Vera. Y no pasa nada. Una y otra y otra actuación van restándonos posibilidades de crear otras fuentes de ingresos alternativas al mármol.
Recientemente se asigna el Parque Comarcal de Bomberos a nuestra Comarca. Único lugar equidistante entre los extremos comarcanos: Alcontar- Zurgena. Ya consensuado por la Mancomunidad, otro municipio interfiere para que no se construya en la zona del Mármol.
El agua excedente de nuestros riegos no se deja correr río abajo. Se entuba y se lleva directamente a los establecimientos hoteleros y turísticos de la costa y a sus cultivos intensivos. Beneficia a unos pocos y la decisión deja un río muerto en todo su cauce. Parece ser que el objetivo último es enriquecer la costa y empobrecer el resto de la población del cauce del río. Los ejemplos expuestos inducen a pensar en ello. Luego se inventan pretextos de actuaciones para retener la población en las zonas rurales del interior. Nuestro futuro está tan mediatizado que jamás llegaremos a ser lo que fuimos y fuimos mucho a pesar de nuestros dignos y supuestamente imparciales dignatarios.
Los hechos evidencian y empañan cualquier razonamiento que nos haga pensar que no es así. Y no es que no seamos solidarios, lo hemos demostrado. No es intención del que esto escribe enfrentar unos con otros. Sólo pedimos que respeten “lo nuestro” y las administraciones públicas autonómicas y nacionales nos traten por igual. Lo merecemos y hemos demostrado que rentabilizamos todas las inversiones que se hacen aquí.

P:D.- La Asociación de Empresarios del Mármol (APEM), se rumorea que pronto tendrá su sede en Mojácar. ¡Me lo creo!.


Juan Sánchez-ABRIL-2.015